12 septiembre, 2014

Quién dijo miedo habiendo hospitales y cementerios Vol. 2

Ya hacen 15 días desde que me operaron. Desde que entré al quirófano hasta que volví a la habitación pasaron unas seis horas. Nada mal.

Todo había salido bien, y eso era lo que me importaba nada más despertar. Si estaba todo bien, si el alien estaba ya fuera, si no había nada más. Y así era, ya no estaba. Eso me alivió y me volví a dormir. Me dormía y despertaba de forma intermitente tras el efecto de la anestesia y el nuevo efecto de la morfina.

Eso de la morfina era una sensación nueva para mí. Agradable y desagradable a la vez. Por un lado propiciaba una sensación de relajación total, como si nada importase, nada dolía, todo era fugaz; por el otro era mareante, no podías despegar la cabeza de la almohada, y sentías que te quedabas totalmente empanada, sin poder reaccionar. Por suerte no sentía ningún dolor.
El resto de días fue a base de Nolotil y paracetamol. El dolor pasó a notarse bastante más, pero por lo menos me enteraba de lo que sucedía a mi alrededor.
Lo peor, aparte de la venda compresiva que llevas rodeándote el pecho y la espalda, eran los redones. Los puntos que sujetaban los tubos de los drenajes tiraban mucho, produciendo un dolor horrible. Con ellos me tiré los seis días que estuve ingresada, deseando cada mañana que me dijeran que me los quitaban ya y me podía ir para casa, pero no, hubo que esperar al sexto día, y no fue tan mal como esperaba.

Pero la parte más traumática fue al quitar los vendajes. Aunque sabes que el tema no va a estar precioso ya tan rápido, aunque hayas visto miles de fotos antes en Internet de mastectomías, aunque te hayan puesto unas prótesis buenísimas... eso cuando lo ves es un shock bastante grande. Al principio está todo color yodo, y bastante deforme, pero poco a poco va a su sitio y va tomando forma y quedando bien, de hecho con ropa no parece que me hayan hecho nada (excepto por la caca de sujetador que hay que llevar durante un mes y pico).

La experiencia en el hospital fue buena, antes de entrar en quirófano vino a tranquilizarme el anestesista, que era un amor y las enfermeras que estaban allí con él también. Fueron muy amables conmigo y estuvieron pendientes de relajarme, aunque eso fuera difícil. Además, ya en la habitación, vino a verme el anestesista al día siguiente para ver como estaba. También venían a verme los cirujanos plásticos de la planta y las ginecólogas cada día, para ver la evolución de las cicatrices y si iba todo bien.
Los enfermeros y auxiliares que me atendieron fueron muy amables y atentos conmigo. Tuve a mis padres trayéndome comida cada día para que no tuviera que comerme la del hospital (puag), aunque se hizo largo, ellos hicieron que no fuera malo. Salíamos a pasear todos los días, por los pasillos, y por fuera del hospital cuando me vi con fuerzas para salir, y veíamos series.


Después de quince días me encuentro bastante bien, aunque no tengo todavía toda la movilidad, puedo moverme más de lo que me esperaba. Así que la recuperación está siendo buena.

Volveré con nuevas noticias cuando sepa de ellas, en las próximas citas con el oncólogo y el cirujano plástico ^^



N.

5 comentarios:

  1. ¡Qué tetas más bonitas, madre! Lo peor ya ha pasado. Te quieren tus papis.

    ResponderEliminar
  2. Un mes y pico llevando ese sujetador sexy, yo ya.

    Aún recuerdo cuando empezó todo, cuánta incertidumbre, cuánto miedo por ti y por lo que estuviese pasando por tu cabeza... y Sin embargo mira, como dice tu madre lo peor ya ha pasado! Aún queda un poco, pero como desde el principio aquí estaremos todos a tu lado, hasta el final de la historia.


    : *

    ResponderEliminar
  3. Desde que te leo, veo este post el más positivo y optimista porque aúnque tú sola sabrás lo que has pasado, lo que veo es que ya has pasado la peor parte. ¡Y encima con un buen par de tetas recién estrenadas! ¡¿Qué más da que tengas que llevar un sujetador de cuello vuelto?! Es temporal.
    Sigo leyéndote (gracias a que mi sobrino Fer me recuerda cada uno de tus post) y me encanta ver que vas mejorando y mantienes -al menos al escribir- el ánimo en alto.
    ¡¡AVANTE TODA, CAMPEONA!! Eres la bomba, tía. Cuando llegue el día en que te den el alta, estás invitada a venirte a Galicia a reponer fuerzas. Prometo que serás la reina del pulpo, la empanada, los pimientos de Padrón, el marsiquito o lo que más te apetezca.
    Un besazo, guapa. Y ¡palante!

    ResponderEliminar
  4. ¡No sabía que te habían operado ya! Me alegro mucho de que todo esté yendo bien, Natalia; ya va quedando menos para acabar con todo esto. ¡Muchísimo ánimo! :)

    ResponderEliminar

¡Déjame un comentario, que me hace mucha ilusión!